[…] La doble arquería continuada que divide el complejo espacio del Museo de Arte Contemporáneo de la ciudad francesa fue traspasada por un trabajo en hierro que ponía el acento tanto en ese elemento constituido por la duplicidad, como en las dos ventanas que arrancan de la parte baja de la sala y por las cuales penetra una luz decisiva para el significado completo de la actuación escultórica, ya que, durante el día, la obra se convertía en una suerte de conducto luminoso, mientras que de noche, adquiría un sentido diferente y el par de vagonetas triples o canales cobraba un talante más autónomo, aunque siempre relacionado con la dimensión espacial en torno a él […] completándose con otra estructura metálica que se abraza al muro central y que, desde su levedad y transparencia, sugería la presencia del agua por la disposición de múltiples e irregulares planchas suspendidas de un soporte elevado a a medio cuerpo y construido con red metálica, confiriendo un aire de dinamismo y profundidad al conjunto. Luz - realidad - y agua - ilusión - convivían en un solo hecho doble y reversible a la par. En otras palabras, la luz remitía también al agua y, por su parte, lo que nos hacía pensar en el agua - impresión subrayada, además, por el título - no excluía, sino al contrario, los efectos lumínicos.

Aurora García, "Susana Solano", cuaderno  "Le Rose du bleu",  editado por el Bonnefantenmuseum, Maastricht, 1989.