[…] El cuadro más o menos regular que forma la planta concluye en el techo dividido en una doble altura, y una parte de ésta - la más elevada - se prolonga en la sala superior destinada a otros menesteres. Por otro lado, la techumbre más baja descansa en un pilar circular que se encuentra, aproximadamente , en el medio del espacio. Esta división y comunicación por la parte de arriba con otros recintos del Museo, además de la posibilidad de contemplar la obra desde dos niveles distintos, indujo a que Susana Solano concibiera dicha extensión arquitectónica como una suerte de teatro, y puso en marcha un proyecto global de carácter unitario y no exento de ironía, donde convivía lo ambiguo con lo preciso, lo lógico con lo ilógico, lo que contaba con unas referencias concretas a la realidad y aquello otro que únicamente estimulaba nuestra fantasía. Solano rodeó la columna central con un anillo de hierro al cual se sujetaban media docena de sillas del mismo material, confeccionadas por ella misma y dotadas de ligereza y esbeltez. No eran, desde luego, asientos convencionales para asistir a un espectáculo teatral, de la misma manera que tampoco era convencional y lógica su disposición en torno a la circunferencia, situándose unas en el interior del anillo descentrado con respecto al pilar, mientras que otras miraban hacia fuera, hacia los supuestos acontecimientos de la peculiar escena que tenían enfrente. […] La instalación se completaba con dos estructuras curvilíneas iguales de plástico ondulado y translúcido -ese tipo especial empleado normalmente para las cubiertas de tragaluces y naves industriales -, que estaban soportadas por unos espigones simples y férreos terminados en pies de cruceta. La posición angular de ambas estructuras con respecto a la sala, justamente al fondo de ella, dejaba al descubierto una parte central donde no existía nada más que el muro. La imaginaria escena se abria, pues, hacia los costados, como queriendo envolver el ambiente circundante y haciendo caso omiso a la frontalidad. A su vez, el plástico, expuesto a la luz ambiental, producía irisaciones coloreadas que contribuían a pronunciar la impresión ilusoria del conjunto, una de las obras más lúcidas que la artista ha producido.
Aurora García, "Susana Solano", publicado con motivo del catálogo Le Rose du Bleu del Bonnefantenmuseum, Maastricht 1989.
Plaça del joc de la pilota 1987-1988
(1) 108 x 300 x 320 cm (2) 302 x 460 x 460 cm
Hierro y poliester Instalación: Bonnefantenmuseum, Maatricht