Después de varias visitas, algunas furtivas al pabellón Mies van der Rohe, con la intención de intervenir en el lugar, observé que la mirada se fijaba en el pequeño estanque interior-exterior donde se asienta rodeada de agua, cielo y mármol, la escultura “Amanecer” (matí), de Georg Kolbe. Parecía un escenario silencioso donde “Matí” estaba a la espera entre los muros marmóreos y verdes de los Alpes.
Más tarde, puse en práctica una jornada de ocupación, con la complicidad del Sr. Sáchez de Cristalerias Olesa. Quería observar como dicho escenario se llenaba de otros reflejos y conseguir que la obra “Matí” se proyectara y desplazara hacia otros planos que la circundan. Utilicé unos espejos como soportes provisionales, sólo como experiencia. Una de las cosas que más me sorprendía cada vez que me encontraba en ese espacio era la imposibilidad de ver todos los lados de la escultura, aun siendo ésta una obra exenta, así como la contradicción de que en ese lugar, de silencio y quietud temporal, todo estaba ya resuelto y mi actuación era absurda.
Una caja de música donde “Matí” era la muñeca. La acción comienza temprano y se llevará a cabo durante ocho días. Por medio de una grúa pluma se dará a la escultura un giro de 90º (levantándola solo unos pocos centímetros para poder efectuar dicho movimiento). La acción deberá realizarse sin público, pues no se trata de hacer de ello un espectáculo.
La acción se efectuará cada mañana hasta la fecha acordada. El cuarto y el octavo día, su desplazamiento en giro coincidirá con la colocación habitual. Una sucesión temporal, un antes y un después de cada amanecer (matí).
Caixa de música - 1998
Proyecto de intervención para el Pabellón Mies van der Rohe. Barcelona