“Cuando trabajas en un espacio exterior para el que vas a intervenir, tienes en cuenta ese entorno específico, el lugar, su geografía, su gente, su luz, la arquitectura que lo rodea, etc. Pero en la obra, digamos, de taller no hay pautas. No existen. El taller no es un espacio neutro, claro, pero la obra en sí es concebida en un espacio neutro, pues su lugar definido no está predeterminado.”
[…] Trabajo en la medida en que dispongo de un espacio específico. Entonces reflexiono y “dibujo” la idea o ideas con el material directamente, en pequeño. dibujo con hierro o con barro o con maderas… directamente juego. Me sumerjo en las dimensiones, imaginadas, vividas, la escala. Apenas proyecto la idea sobre papel, a menos que, tras un primer bosquejo con el material, se saquen luego trazados. Y prefiero hacer un boceto directamente sobre la materia, la acción de las manos, la importancia del gesto, del doblar, plegar... Las manos también son máquinas. Diría que son máquinas pequeñas que pueden materializar pliegues, dobleces, torsiones…
“La escultura no dice sino que dialoga. Nos tiene decididamente en cuenta. La obra de Susana Solano es dura en una primera visión. Lo es por los materiales que utiliza- el hierro principalmente-, y su apariencia industrial. Nos habla, además, en algunas ocasiones, del dolor- aunque también hay momentos lúdicos e incluso jubilosos, como ya hemos dicho-, y de soledad, lemas que podrían llegar a ser insoportables. Sin embargo, y en último término, nos seduce e intriga con amorosos gestos ambiguos. Sus formas surgen de la experiencia personal de los espacios y paisajes, experiencias que todos compartimos de un modo general.”
Enrique Juncosa “Fragmentos para Susana”, Catálogo de la exposición en la Abadía de Santo Domingo de Silos, marzo 2003.
Oromo III - 2002
58 x 394 x 79 cm
Hierro y mimbre